Cómo nos protegemos de la vergüenza tóxica

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Cómo nos protegemos de la vergüenza tóxica
Cómo nos protegemos de la vergüenza tóxica

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Anonim

Para deshacerse de las sensaciones dolorosas, nuestra psique inventó poderosos mecanismos de protección contra la vergüenza. Algunos de ellos son sorprendentes: a primera vista, la vergüenza es inútil, pero de hecho es él quien es el motor de ciertos tipos de comportamiento.

Escapar

Al tocar el calor, eliminamos automáticamente la mano. Para que una persona pueda huir "automáticamente" de la vergüenza, evítela. A menudo las personas tratan de mantener una "distancia segura" en una relación para no avergonzarse. La otra cara de esta estrategia es un sentimiento de soledad, la incapacidad de construir relaciones cercanas y profundas. Porque en cualquier relación a largo plazo, tarde o temprano será necesario abrirse.

Perfeccionismo

Si el más mínimo error causa una ola de vergüenza atormentadora, una persona hará todo lo posible para nunca cometer un error. Estos intentos la convierten en una ávida perfeccionista. "No está mal" o "lo suficientemente bueno" nunca satisfará a esas personas, todo debería ser perfecto. Desafortunadamente, las personas gastan mucho esfuerzo en seguir esta estrategia.

Superioridad

Una persona desdeñosa y arrogante simplemente transfiere su vergüenza a los demás. Ella espera derechos especiales, trato especial, confirmación de su singularidad. La duda profunda y el deseo de evitar la vergüenza son el motor principal de este mecanismo. La insolencia parece hacer que una persona sea inaccesible a las críticas de los "mortales comunes". Cuanto más fuerte sea la vergüenza inconsciente, más agresiva será la persona que requerirá distinciones, recompensas y reconocimiento para mantener su inaccesibilidad.

Exhibicionismo

Aquí no estamos hablando del hábito de desvestirse en público, sino de una conducta demostrativamente provocativa y demostrativa. Una persona atrae demasiada atención. Hace lo que otros temen. Se comporta como si las normas cotidianas de modestia y decencia simplemente no existieran. Tal persona puede parecer desvergonzada, pero no lo es. Esta es la defensa más paradójica contra la vergüenza.