No es tan fácil para una persona con un complejo de inferioridad vivir: evita a las personas, tiene un círculo de personas muy estrecho, su función comunicativa está poco desarrollada, siempre está tenso en previsión de peligro imaginario.
Puede reconocer a esa persona por las siguientes características distintivas:
- Un alto nivel de ansiedad, que se manifiesta donde es necesario asumir la responsabilidad y tomar una decisión. El miedo a no poder hacer frente, ser peor que otros impide que uno sea uno mismo y disfrute el curso de la vida.
- La duda crea una posición pasiva: para no avergonzarme, no haré nada en absoluto. Una persona prefiere patrones de comportamiento bien estudiados y controlados, probados por amigos durante años y un lugar de trabajo permanente, que no implique comunicación con las personas. La novedad a su vez genera miedo.
- El comportamiento de estas personas es de naturaleza evasiva: es posible que no vengan a las reuniones programadas, no descuelguen el teléfono y no respondan mensajes en las redes, abandonen las fiestas en medio de la diversión.
Este problema es completamente solucionable con la ayuda de un psicólogo. El especialista lo ayudará a darse cuenta de sí mismo, a separar la realidad de las ideas ficticias, a aceptar sus aspectos positivos y negativos, a amarse simplemente por lo que es. Una persona feliz respira profundamente, sabe cómo adaptarse creativamente a las realidades de la vida, sin temor al cambio. Después de todo, los cambios implican crecimiento personal.